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Ago29

Oídos nuevos.

Mes // Agosto 2024

Oídos nuevos.
«Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos »
► Levítico 26:14


En los primeros versículos de Levítico 26, la Biblia nos muestra la bendición que trae el oír y hacer la palabra de Dios. Sin embargo, a partir del versículo 14 hasta el 41, se narran las consecuencias de no escuchar con atención la voz de Dios.

Los seres humanos constantemente estamos oyendo todo lo que ocurre a nuestro alrededor; oír es fisiológico, inherente a la condición humana, es un acto involuntario. No obstante, escuchar es un acto voluntario que requiere poner atención, razonar, reflexionar, memorizar, tomarte un tiempo para entender aquello que se nos está diciendo.

Estoy segura de que, si alguna vez te has subido a un avión, has experimentado cómo, en determinados momentos del vuelo, tus oídos se tapan por la presión. En esos momentos, aunque oyes, no estás escuchando con la claridad necesaria. De manera similar, puede pasar en nuestra vida de fe.

Creo que la palabra de Dios nos advierte sobre algo que nos puede suceder: tal vez estés leyendo la palabra, orando y oyendo, pero en realidad no estás escuchando. La presión del día a día puede poner una barrera a nuestra capacidad de atender la voz del Espíritu Santo, ya que nos concentramos más en el ruido del exterior que en la voz de Dios.

Proverbios 4:20-22 dice: «Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón, porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo» (RV60). Y Habacuc 2:1-2 dice: «Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja. Y Jehová me respondió y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella» (RV60).

Me encanta la dulzura de Dios al llamarnos “hijos míos”. Lo maravilloso de esta frase es que es ABBA PADRE quien nos dice: pon atención a mi palabra, inclina tu oído (ponte en acción), guárdala, vela, afírmate y corre. En Levítico 26:14 nos advierte: “y si no hiciereis Oír y escuchar van de la mano de la acción (llevar a la práctica aquello que oíste, escuchaste y aprendiste en el secreto).

La fe sin obras es muerta. El Señor en Mateo 28 nos exhorta a ir y hacer discípulos; es una invitación directa a salir del lugar donde nos encontramos para alcanzar el corazón de otros.

La palabra de Dios no está escrita en códigos difíciles de descifrar ni está al alcance de unos pocos; la gracia y el amor de Dios nos han hecho visibles, a través de la Biblia, los caminos que podemos escoger. Dios ama bendecirnos, pero tú y yo tenemos la libertad de elegir la dirección que queremos recorrer.

Te invito a que leas el capítulo de Levítico 26:14-46. Descubrirás cómo el corazón orgulloso, la soberbia y la oposición pueden hacer que oigas la palabra de Dios como si fueras en un avión. Entenderás la gracia y el amor del Padre que constantemente nos llama al arrepentimiento, y abrazarás la misericordia de Dios, que está buscando tu corazón.

Punto de acción

Señor, anhelamos ir a tu presencia, reconocemos que, aunque oímos, muchas veces no te estamos escuchando. Hoy te pedimos que nos reveles a través de tu Espíritu Santo qué cosas están impidiendo que oigamos tu voz y pongamos por obra tus mandamientos. Regálanos oídos nuevos, en el nombre de Jesús. Amén.

Lectura bíblica necesaria: Levítico 26

Autor

Ana Mercedes Suarez

Ana Mercedes Suarez

Coordinador Paulina
Cenfol Panama

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