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Jul15

La iglesia que él soñó

Mes // Julio 2024

La iglesia que él soñó
«Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad…»
► Juan 17:21-23a


La característica más importante de Su sueño era la unidad, que fuéramos uno. Uno como el Padre y Jesús lo son. Uno en ellos. Perfectos en unidad.

Jesús sabía que la peor enfermedad para Su iglesia era la división, división por doctrina, es decir, por herejías porque la iglesia unida tiene una sola doctrina escrita en Su Palabra, como bien fue la decisión irrefutable de Pablo en su tarea de ser un ministro excelente y formar iglesias con la doctrina clara para la gloria de Dios. Dijo:

«Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado» . 1 Corintios 2:2

División por contiendas y ¿entonces dónde queda el perdón, exhibido con todo en la cruz? División por diferencia de objetivos que no apunten solo a la gloria de Dios y entonces la hará inútil y pobre. ¿Alguna división en la comprensión de la Deidad la pudiera hacer idolátrica?

Nosotros, la iglesia de Cristo, no podremos estar titubeando entre los placeres del pecado y la santidad de Dios: eso es división. No podemos desear cosas como fama, cultura, filosofía, retórica o provecho material: eso es división, pues nunca nos lo ha expresado como Su propósito eterno.

Jesús dio todo Su corazón a la obra redentora para que Su iglesia tuviera todo su corazón solo para Él. El tipo de unidad que el Señor tenía en mente cuando oraba, ponía como ejemplo la unidad que Él tenía con Su Padre: «como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros» . Jesús comienza declarando que el Padre está en Él y Él en el Padre, y luego pide que nosotros los creyentes estemos "en" ellos dos. De esto se desprende que la unidad de todos los creyentes, en todos los tiempos, dependería de que todos estuviésemos igualmente en Cristo y en el Padre, lo cual, por la obra de Cristo y la identificación imputada en cada creyente, es posible. Luego, tenemos un punto de partida asegurado como regalo, ya solo nos queda mantener, cuidar y cultivar ese ejemplo de unidad para impedir la división eclesial.

El detalle más importante es que la unidad entre el Padre y el Hijo se basaba en el amor entre las personas de la Trinidad. Sólo el auténtico amor de Dios entre nosotros puede generar este tipo de unión. Así que, en lugar de división, debemos crecer en amarnos.

Punto de acción

Procura hoy una acción de amor que afirme, establezca o restablezca la unidad con alguien de tu congregación: ¡esa es la iglesia que Él soñó!

Lectura bíblica necesaria: Juan 17

Autor

María Piedad Mesa

María Piedad Mesa

Escritora de:
Busca Amar a Dios y Ser Ejemplo
Bendito el Fruto de tu Vientre

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