¿Un amor imposible?

Cuando pensamos en el amor, solemos asociarlo con el color rojo, corazones y éxtasis de felicidad. Pocas veces lo vinculamos con el dolor y el sacrificio. Crecer en un contexto cristiano me llevó a enfrentarme con el pasaje de 1 Corintios 13:4-7 a una temprana edad, y quedé bastante abrumada, porque esa descripción de amor parece imposible de alcanzar. Además, la forma en que me sugirieron leerlo fue: “reemplaza tu nombre por el del amor y pregúntate si amas de esa manera”. Claramente, mi respuesta era: “No, no amo de esa forma, y no sé si algún día lo lograré”.

Seguramente te identificarás con lo difícil que es amar, especialmente cuando pensamos en el estándar que la Biblia nos ofrece. Pero hoy quiero ofrecerte una nueva perspectiva, una que ha marcado mi vida: la descripción de este pasaje se refiere al “amor de Dios”. Lo sé, suena cliché… pero, ¿qué sucede cuando entendemos que Jesús te soporta, te tiene paciencia, es bueno contigo, cree y espera lo mejor de ti, no te guarda rencor y no se enoja fácilmente contigo?

Quisiera terminar esta reflexión compartiendo Romanos 5:3-5. Todo el pasaje es impactante, pero la última parte me reveló algo increíble: «nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor» . Dios quiere y va a darte ese amor con tres propósitos:

• 1. Para que lo experimentes: Dios quiere que experimentes profundamente su amor. No puedes dar lo que no has vivido en carne propia. No puedes ofrecer perdón si no lo has experimentado; no puedes creer en otros si nadie ha creído en ti. Y Jesús no se ha rendido contigo
• 2. Para que te ames a ti mismo: Dios quiere que te ames como Él te ama. Muchas veces estamos enfocados en dar un amor que no hemos experimentado de primera mano. Queremos ser pacientes con otros cuando no lo somos con nosotros mismos, queremos ser compasivos con nuestros amigos cuando somos exigentes y crueles con nuestros propios procesos.
• 3. Para que ames a otros: Pongo esto de último intencionalmente, porque el amor que ofreces está ligado a los dos puntos anteriores. Uno de los mandamientos lo dice claramente: «Ama a los demás como te amas a ti mismo» . Las personas sabrán que somos seguidores de Jesús por la forma en que nos amamos: cuando hablo y perdono al líder que me hirió en la iglesia, cuando busco intencionalmente el bien del familiar que habló a mis espaldas, cuando reconozco que herí a mi amigo con un comentario en la célula, cuando decido dejar de hablar mal de una persona de otra iglesia y oro por ella.

Punto de acción

Reconoce que no puedes amar a otros ni amarte a ti mismo si no has experimentado el amor de Jesús en tu vida. Pídele genuinamente que su amor te sane y te capacite para imitarlo en la forma en que Él te ama y ama a los demás.

Lectura bíblica necesaria: 1 Corintios 13(RVR60)