La cosecha de cada uno parte II

Ante la ley inexorable de la naturaleza de la siembra y la cosecha, todos debemos esperar los resultados. El versículo que estudiamos dice: «No tendrán mies, ni su espiga hará harina; y si la hiciere, extraños la comerán» , lo cual nos indica que realmente hay malas siembras cuyos frutos no desearíamos. Por ejemplo:

• - Decidieron vivir alejados de Dios y Su conocimiento, lo cual es imprudente e indigno, dada la condición espiritual que nos dio por Su imagen y semejanza.
• - Sembraron para su carne y cosecharon corrupción (Gálatas 6:8).
• - Muchos han vivido solo para los placeres mundanos, creyendo con ello ser felices, y al final de sus días solo tienen hastío y amargura.
• - Pensaron que vivir para obtener fama era lo que les produciría tenerlo todo y quizás lo lograron, pero solo cosecharon vanidad.
• - Vivieron para sí mismos, coloquialmente lo llamamos "sin Dios y sin ley", y ese mismo parámetro les trajo ruina y pobreza espiritual, emocional y física.
• - Algunos religiosos, dados a las obras en busca de vida espiritual y posible salvación, han segado intranquilidad en su mente y su alma. Realmente no alcanzarán su salvación real, ya que de esta manera no les será posible.

Estudiando hombres influyentes en tiempos antiguos, encontré que David Hume, historiador y filósofo escéptico, pasó su vida combatiendo la Palabra de Dios. En sus últimos momentos se reía de los que, creyendo, le rodeaban en su lecho. Pero en algunos momentos caía en postración y tristeza. Sacando fuerzas, tomó un momento para escribir su estado interior y dijo: “Estoy confuso y afligido a causa de la soledad que ha puesto en mí mi filosofía. Considero mi interior y no encuentro más que dudas e ignorancia. ¿Dónde estoy o qué soy? Me engañé con esas teorías plausibles pero no comprobables, y en mi fin me encuentro en la más triste condición”.

No en vano, el apóstol Pablo en Gálatas 6:7 nos recuerda el principio de la siembra y la cosecha. Dice para nuestra instrucción y responsabilidad con Dios: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre eso también segará» —sea bueno o malo—, concluyo yo. Nos enseña que plantar semillas llevará fruto y que la calidad e intencionalidad de estas se verá en los resultados.

Tanto es así que en el versículo 8 hace distinción: «Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna» .

Que el Señor nos provea una buena semilla y bendiga la siembra, ya que solo vivir para Dios es la siembra acertada.

¡Qué preciosa es una vida consagrada a Dios!

Punto de acción

Ora a Dios para que te provea la semilla del Espíritu que te dará frutos para la vida eterna. Esta será conocerlo, amarlo y vivir solo para Él.