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Jul03

La cosecha de cada uno parte I

Mes // Julio 2024

La cosecha de cada uno parte I
« Porque sembraron viento, y torbellino segarán; no tendrán mies, ni su espiga hará harina; y si la hiciere, extraños la comerán.»
► Oseas 8:7


Cada día de la vida es un tiempo de siembra. De todas las personas, en cualquier momento de su vida, podemos decir: “de lo que sembraron”.

Desde muy pequeña, mis padres y abuelos me enseñaron a ser laboriosa, diligente, trabajadora y tenían un dicho, para mí asustador, pero lograron su propósito: formar mi carácter: “Siembra vientos y recogerás tempestades”, para decirme que no se perdía tiempo, no se comía de más, se dormía lo suficiente, siempre debía haber algo útil que hacer. Cuando me lo decían, yo me imaginaba como en una playa y el viento crujiendo y uno tratando de agarrar algo con las manitos, y lo único que había por coger eran miedosas tempestades, grises, con movimiento que lo harían correr a esconderse. ¡Qué hermoso es ahora que Dios me da la oportunidad de conocer Su Palabra y encontrarme que no era un dicho de ellos, sino que sabían lo que Dios ya había dicho respecto de la ley inexorable de la naturaleza: SIEMBRA Y COSECHA!

En el transcurrir de la vida, he tenido oportunidad de encontrarme con quienes sí sembraron vientos:

  • - Los hombres ociosos, quizá controlados por la pereza, la falta de propósito y destino, perdiendo su tiempo en vicios y placeres,
  • - Quienes dejándose llevar por la inmoralidad, iniciando con hechos ligeros y terminando esclavos de acciones que dañan los mayores afectos,
  • - Las herejías o permisividades en la iglesia. Errores que comienzan imperceptiblemente, una pequeña licencia, algo o alguien que pasa a ser ídolo, pequeñas contiendas que rompen los corazones de los hermanos en la fe,
  • - Familias que toleraron el pecado, permisos esporádicos que se convierten en hábitos sin corrección que llegarán a terminar en peligrosos sucesos (recuerdo en este momento la vida del sacerdote Elí y sus hijos. Ese evento es un claro ejemplo de lo que puede llegar a suceder en una familia por tolerar el pecado).
Podemos ver claramente que esos vientos se llaman pecado en la vida cristiana y algún día conocí una leyenda oriental que nos sirve de ilustración. Cuentan que un sembrador vio a una abeja (un mal espíritu, pensó él), no la ahuyentó, le permitió quedarse y hacer de las suyas. Ella creció tanto que, pasando por el tamaño de una langosta, llegó a ser como un monstruo que lo devoró todo, incluso a él. Así el pecado empieza gradualmente, hasta que se convierte en un hábito gigante que mata.

Hay acciones que parecen débiles semillas, pero igual crecen, por ejemplo: la autosuficiencia, la propia justicia, la humana sabiduría, hablar de más, son una demostración de la más importante: vivir sin Cristo, y el resultado es lo que el versículo que estudiamos nos dice: “no tendrán mies”.

Punto de acción

Hoy es el día de analizar tu siembra, tu semilla, para que puedas esperar una buena cosecha que hable de haberlo hecho para recoger mies, espiga y harina.

Lectura bíblica necesaria: Gálatas 6

Autor

María Piedad Mesa

María Piedad Mesa

Escritora de:
Busca Amar a Dios y Ser Ejemplo
Bendito el Fruto de tu Vientre

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